Sería de necios pretender negar que, en un futuro inmediato, todos deberemos ser, de un modo u otro, emprendedores. Ofreceremos nuestro talento y maestría en el mercado, potenciaremos nuestra marca personal y tendremos que renovar nuestro aprendizaje todos los días, convirtiendo la innovación en una costumbre. Eso es lo que toca. Ese es nuestro futuro. Seamos emprendedores e innovadores con convicción.
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¡Miedo!
¿Qué me da miedo? Que el miedo siga instalado en nuestra sociedad. Tengo miedo a que el miedo siga atenazando nuestra capacidad innovadora y nuestro espíritu emprendedor. Miedo a seguir esperarando, a dejarse llevar.
Es mejor imponer nuestra esencia innovadora y emprendedora sobre los condicionantes del entorno -que la atenazan-. No tengamos que lamentarnos por no haberlo hecho.
Hazlo distinto: emprender e innovar.
Burgueses adocenados
¡sueña, piensa y actua!
Dice Guy Kawasaki que “emprender es una actitud mental” y que “los emprendedores nacieron para emprender, son felices creando y desarrollando proyectos. Poseen una mezcla exacta y difícil de conseguir entre soñadores y hacedores”.
Las cinco grandes lecciones que Kawasaky afirma haber aprendido como emprendedor son: 1) Tener bien clara la diferencia entre flujo de caja y beneficio; 2) Realizar un pequeño progreso todos los días; 3) Probar alternativas y no limitarse a pensar y analizar; 4) Ignorar a los “boboxpertos”, que suelen oponerse a las iniciativas sistemáticamente; y 5) Nunca pedir que alguien (tanto clientes como empleados) realice algo que uno no haría.
Coincido plenamente con Kawasaki. No cabe duda que el emprendedor es un visionario en estado puro, una persona capaz de visualizar su destino y, por tanto, un “soñador+hacedor”. El mundo está lleno de soñadores que no pasan a la acción, la diferencia con los emprendedores es que éstos actúan. Actuando y, como señala Kawasaki, haciendo pequeños progresos, es como nos sentimos reforzados en el camino hacia nuestra meta (visión). Por eso es importante detenerse lo justo para analizar. Si nos pasamos la vida estudiando y analizando sin pasar a la acción, sufrimos “parálisis por el análisis” y nunca avanzamos. Los planes no sirven de nada si no se llevan a la práctica. Pero ojo: tampoco nos pasemos por el otro lado, ya que toda acción necesita una reflexión y análisis previos (pero sin “atascarse” en ello). En definitiva: ¡sueña, piensa y actua!