Más visionario y menos soñador

visionEn un post anterior reflexionaba sobre la importancia de emprender, actuar y ser visionario (soñador+hacedor). El pesimismo generalizado que nos rodea me lleva a incidir en el tema y reclamar protagonismo y responsabilidad en nuestro pasado, presente y futuro, más allá de las actuaciones de terceros.

El derrotismo, la resignación y esperar el golpe de suerte o que alguien lo arregle todo, no conducen a nada. Hemos de asumir nuestra responsabilidad y pasar a la acción, partiendo de un ejercicio de introspección para saber hacia dónde queremos ir y actuar de forma decidida para lograr llegar allí. Debemos lograr que nuestra esencia triunfe sobre los condicionantes del entorno, dejar por el camino muchas de las cosas que hasta el momento nos han orientado y confundido, definir lo que es para cada uno de nosotros el éxito y evitar perseguir metas absurdas.

No tiene sentido recrearse en las causas que nos trajeron hasta aquí (crisis económica, marginalidad de muchas empresas, escasa productividad) y en buscar culpables, porque todos lo somos en parte. Dediquemos nuestros esfuerzos a trabajar por soluciones que nos han de llevar allí, a donde queremos ir, a ser lo que queremos ser.

No olvidemos que tanto el soñador como el visionario son propietarios de un anhelo, pero el segundo lucha por conseguirlo, por convertirlo en realidad, mientras que el primero se limita a recrearse en su ensoñación mientras el tiempo frustra muchas de sus ilusiones.

¡sueña, piensa y actua!

soñadores-hacedores

Dice Guy Kawasaki que “emprender es una actitud mental” y que “los emprendedores nacieron para emprender, son felices creando y desarrollando proyectos. Poseen una mezcla exacta y difícil de conseguir entre soñadores y hacedores”.

Las cinco grandes lecciones que Kawasaky afirma haber aprendido como emprendedor son: 1) Tener bien clara la diferencia entre flujo de caja y beneficio; 2) Realizar un pequeño progreso todos los días; 3) Probar alternativas y no limitarse a pensar y analizar; 4) Ignorar a los “boboxpertos”, que suelen oponerse a las iniciativas sistemáticamente; y 5) Nunca pedir que alguien (tanto clientes como empleados) realice algo que uno no haría.

Coincido plenamente con Kawasaki. No cabe duda que el emprendedor es un visionario en estado puro, una persona capaz de visualizar su destino y, por tanto, un “soñador+hacedor”. El mundo está lleno de soñadores que no pasan a la acción, la diferencia con los emprendedores es que éstos actúan. Actuando y, como señala Kawasaki, haciendo pequeños progresos, es como nos sentimos reforzados en el camino hacia nuestra meta (visión). Por eso es importante detenerse lo justo para analizar. Si nos pasamos la vida estudiando y analizando sin pasar a la acción, sufrimos “parálisis por el análisis” y nunca avanzamos. Los planes no sirven de nada si no se llevan a la práctica. Pero ojo: tampoco nos pasemos por el otro lado, ya que toda acción necesita una reflexión y análisis previos (pero sin “atascarse” en ello). En definitiva: ¡sueña, piensa y actua!